Los recuerdos son como los cadáveres. Tarde o temprano, salen a la superficie. 

Alice Lake, madre soltera y un desastre vital en todos los aspectos, pasea por una playa del noreste del Reino Unido cuando, de repente, distingue a un hombre calado e inmóvil por el frío. Apiadándose de él, lo invita a su casa. ¿Qué la lleva a comportarse de tal modo? Pronto descubre que el desconocido no recuerda nada y ni siquiera sabe quién es.

Mientras, en Surrey, la joven de veintiún años Lily Monrose lleva tres semanas casada. Una noche, su marido no llega a casa después del trabajo. Recién llegada al país, ni siquiera ha conocido a su familia política y no tiene amigos. ¿A quién explicar que la policía le acaba de decir que su marido nunca ha existido?

Dos mujeres, veinte años de secretos y un hombre que no es capaz de recordar conforman la esperada y brillante novela de Lisa Jewell. 

No me puedo resistir a un thriller, esa es la realidad. Además, la trama de este me atrajo nada más leer la sinopsis. Comienza cuando Alice, mientras pasea a los perros por la playa, se encuentra a un hombre sin memoria. Decide llevárselo a casa, donde la esperan sus tres hijos y su caos diario. Una vez allí, intentará ayudarlo por todos los medios a que recuerde quién es, de dónde viene... y qué ha hecho.

Por otro lado tenemos a Lily, una veinteañera que se vino a Reino Unido desde Ucrania por amor... y ahora su marido, que le dobla la edad, ha desaparecido. 

Estas dos mujeres harán lo que sea por descubrir todos los secretos del pasado, aunque las respuestas, a veces, no sean satisfactorias.

Durante la lectura, di por hecho cosas que luego no eran así, algo que me agradó y me sorprendió. También que la trama nos lleva continuamente del pasado al futuro, por lo que vamos viendo lo que ocurrió con los personajes entonces, y uniéndolo a las cosas que están pasando ahora. Estas dos líneas temporales diferentes me han gustado, sobre todo la que discurre en el año 1993, el detonante de todo lo demás.

Por otro lado, como punto negativo, tengo que destacar al personaje de Alice. Es un desastre total y rotundo. Eso está bien, porque es algo que la humaniza, pero a veces me desconcertaba demasiado que, siendo madre soltera de tres hijos, no piense ni un segundo en si los está poniendo en peligro al meter a un hombre desconocido en casa, sobre todo teniendo una hija adolescente. No sé, no he logrado empatizar con ella ni con sus decisiones en ningún momento. 

Por lo demás, es una historia que te va enganchando al ir dándote poco a poco las respuestas a todas las preguntas que plantea, llena de misterios y bastante entretenida. No es el thriller del año, pero os hará pasar un rato ameno.