Seymour, un joven dependiente de una floristería, está enamorado de su compañera Audrie, pero ella sale con un sádico dentista. Un día, justo después de un extraño eclipse, Seymour compra una pequeña planta, a la que bautiza como Audrie II. La planta comenzará a moverse e incluso a hablar con Seymour, de forma que se convierte en una atracción para la ciudad. Lo que nadie sabe es que se trata de un ser abominable que se alimenta de sangre humana.

Hacía mucho que no revisionaba esta película y creo que ha envejecido genial.

Para quien aun no la conozca, “La tienda de los horrores” es una comedia musical con toques de terror donde conoceremos a Seymour Krelborn (Rick Moranis), un joven que sueña con salir del barrio marginal en el que vive mientras cuida las plantas de la floristería en la que trabaja. Está enamorado de Audrey (Ellen Green), su ingenua compañera, la cual tiene una relación con un maltratador de manual, que además es un sádico dentista. Los dos trabajan para el autoritario Sr. Mushnik (Vincent Gardenia), que si bien acogió a Seymour cuando era un niño, no es demasiado amable con él. Un día, mientras pasea en busca de tallos para trasplantar, se encuentra con una extraña planta a la llama Audrey II y que le cambiará la vida para siempre… pero no de la forma que se imagina.

Esta mezcla de terror, comedia y musical siempre me ha encantado. Las canciones te explican la historia y los sentimientos de los protagonistas. Aunque todas (también la del dentista y Audrey II son una pasada) me han gustado, destacaría dos: Skid Row (Downtown), que habla sobre cómo las clases bajas son explotadas por los barrios ricos y lo que cuesta salir de esa situación, y Suddenly, Seymour, donde Ellen Green demuestra su extraordinaria voz y hace un dueto entrañable con Rick Moranis.

La pareja protagonista me encanta. Creo que son adorables, y les deseas lo mejor en todo momento. Seymour no deja de ser un soñador en un mundo hostil, y Audrey es una mujer a la que la vida a tratado mal y que cree que no se merece nada mejor.

La villana de la historia, Audrey II, es de lo más carismática. Sí, estoy llamando carismática a una planta, pero es que no es una planta común. Canta, baila (bueno, más o menos) y tiene un voraz apetito por la carne humana. Es con ella cuando vemos las partes más sangrientas de la película y, para qué negarlo, también las más divertidas.

Otro personaje vil de esta ficción es Orin Scrivello (Steve Martin), el novio maltratador de Audrey, que, si bien no come carne (humana), es de la peor calaña que hay. La verdad es que me alegré mucho cuando… Stop. No sigo. Por si no la habéis visto.

En resumen, “La tienda de los horrores” es de esos clásicos (sí, para mí lo es) que ha envejecido bien. Tanto las canciones como la historia son atemporales, y es un plus la mezcla de terror, musical y comedia.

Si no la habéis visto, ya estáis tardando.