8 episodios. El puerto marítimo de Barcelona recibe casi 6.000 contenedores al día. Mercancías procedentes de todo el mundo que, en un solo año, pueden ocultar más de 30.000 kg de cocaína, convirtiendo la ciudad en una de las puertas de entrada más importantes de Europa en el negocio del narcotráfico. Joaquín Manchado es propietario de la principal terminal del puerto de Barcelona. Si alguien quiere usar el puerto para importar una carga ilegal debe contar con su colaboración y con el apoyo de toda la red criminal que se ha conformado a su alrededor. Sin embargo, un inesperado accidente y la desaparición de un importante cargamento de droga desencadenará una despiadada guerra plagada de asesinatos y venganzas.

"Mano de hierro" es la nueva propuesta española de Netflix. Cuenta con buenos actores, una trama interesante, una intro cuidada… Todos los ingredientes para ofrecernos un buen producto, pero… Ahora vienen los peros.

En esta serie conoceremos a Joaquín “El manco” Manchado, dueño y señor del puerto de Barcelona, que tiene un lucrativo negocio de drogas. Todo parece ir bien hasta que un nuevo envío de muñecas matrioska cargadas de cocaína mexicana desaparece y todo empieza a torcerse.

El primer capítulo engancha. Dan ganas de seguir viéndola, de descubrir qué ha pasado con la droga, quiénes son los traidores… Lo malo es que esta ficción va de más a menos. Después de ese comienzo, la mayoría de episodios son puro relleno. Además, las subtramas se van complicando, que si bien algunas funcionan, como la de Víctor, otras están cogidas con calzador (como la de la niñera y su… hermano).

Tampoco ayuda que algunos personajes tomen decisiones poco creíbles o que después de momentos de violencia extrema, asesinatos y tiros (que no voy a mentir, se hacen eternos, y eso que me gustan las películas de Stallone), no haya consecuencias, investigaciones ni nada. Como si destruir un asentamiento gitano entero, matando a la mayoría de personas que había allí y prendiendo fuego al lugar, no importara a nadie. Al igual que las peleas a cuchillo sin que nadie intervenga o llamen a seguridad o a la policía.

Otro de sus puntos flacos son los flashback, ya que, aparte de tener algunas cosas que me descolocaron, como cuando los Manchado llegan a Barcelona y el autocar los deja en un descampado perdido de la mano de Dios, los actores elegidos no cumplen las características físicas mínimas de sus versiones adultas. Solo rasgos como color de pelo y ojos, pero nada de cuidar facciones, carácter y demás, cosa que creo que se debería haber cuidado más. No es que los actores lo hagan mal, porque no es así, cumplen con su labor, pero cuesta pensar que son los personajes que ya conoces.

Y hablando de actores. Para mí, junto con la banda sonora, son lo mejor de la serie. Es un gustazo ver a Eduard Fernández, Sergi López, Natalia de Molina (me encanta esta actriz), Chino Darín y Jaime Lorente. También destacaría a Salva Reina, que creo que ha estado enorme, y a Enric Auquer, que me hizo empatizar y después odiar a su personaje.

En resumen, "Mano de hierro" es una ficción que prometía mucho y que va perdiendo fuerza a medida que van pasando los capítulos. Viendo que dejaron el final abierto (cosa que en Netflix es un peligro, y que para qué negarlo, me repateó mucho), espero que corrijan errores de cara a su segunda temporada.