Llegué a esta novela a través de su adaptación cinematográfica. No me malinterpretéis, Richard Matheson es un escritor de sobra conocido, pero debo confesar que la película es una de mis favoritas dentro del género del terror.

El autor nos presenta a la familia Wallace. Viven en un barrio residencial donde los vecinos se muestran demasiado amables… aunque ya sabemos que, detrás de esa fachada, se esconde más de un secreto. Y esos trapos sucios los descubrirá Tom después de una sesión de hipnosis hecha por su cuñado.

A partir de ahí, nuestro protagonista empezará a escuchar los pensamientos de la gente que le rodea, pero también se verá envuelto en un crimen del pasado que quiere que se sepa su verdad.

La verdad es que la película y el libro tienen diferencias importantes. Ya no hablo de la ambientación, que también, si no en lo clave: en la cinta, Tom ve al fantasma, pero no puede escuchar los pensamientos, mientras que, en el libro, estos son clave para descubrir la verdad sobre el ente que le atormenta. La víctima en cuestión es otra diferencia significativa. Pero eso no os lo voy a desvelar ya que, a pesar de estas diferencias, tanto la película como la novela merecen mucho la pena.

La trama es entretenida y te dan ganas de seguir a Tom en su investigación personal sobre el fantasma que habita su casa. Se lee rápido gracias a la pluma de Matheson, que demuestra ser muy bueno en ambientaciones y fluidez de diálogo. Al menos, a mí me lo ha parecido.

Los personajes están bien dibujados y Tom es un protagonista carismático, de esos a los que sigues y que entiendes en sus decisiones (aunque, a veces, como todos, se equivoque).

En resumen, El último escalón de Richard Matheson me ha parecido una buena lectura, entretenida, y si bien me gustó más la película, es una novela que recomiendo.