Hoy vengo a hablar de una película que me ha sorprendido gratamente. Quizá es porque no esperaba mucho, pero ha resultado ser una agradable y terrorífica sorpresa.

Nos ponemos en situación. Rosa es una chica humilde y trabajadora que vive con su hermana (o deberíamos decir, malvive) y, a su salida del trabajo, tiene que ir a una lavandería a lavar su uniforme. Hasta aquí nada fuera de lo común. Pero si os digo que esa lavandería esta situada en un oscuro y terrorífico callejón, y que un asesino persigue y acorrala a Rosa, la cosa cambia, ¿verdad? 

La chica se ve obligada a permanecer encerrada en la lavandería hasta que amanezca, pero su perseguidor parece no darse por vencido...

Está claro que las mujeres, de noche y solas, vamos siempre con un ojo pendiente a todas partes, porque tenemos miedo a que nos violen, nos roben o, en el peor de los casos, nos maten, como por desgracia vemos a diario en las noticias. Todo apunta a que Rosa va a ser la siguiente... pero en El callejón nada es lo que parece. 

Y digo esto porque, para mi gozo, el final es totalmente inesperado y sorprendente, pasando de un terror real a otro más primitivo, dejando al espectador con el culo torcido. Una película que ya de por sí estaba resultando agobiante y aterradora, pasa a ser otra que te saca hasta una sonrisa por lo inesperado de su desenlace.

No quiero decir con esto que sea el peliculón del año, pero sí que la recomiendo a los amantes del género, pues a mí me ha resultado un soplo de aire fresco, a pesar de que Ana de Armas, a veces, vocalice menos que yo comiendo mantecados, y eso que soy de Murcia. Eso sí, me sigue pareciendo preciosa y da gusto verla en pantalla.