Siempre he sido muy de ver series. Es por ello que buena parte de mi adolescencia me la pasé pegada a la tele, sobre todo por las noches, disfrutando, capítulo tras capítulo, de algunas tramas que por aquel entonces me encantaron. 

Una de esas series fue Física o Química, que también me pilló a mí en el instituto, con todo el pavo en lo alto, compartiendo edad y algunas que otras gilipolleces con sus protagonistas. 

Cuando vi que se iban a estrenar dos capítulos, una década después, y que arrancarían con la boda de Yoli, en la que se reencontrarían la mayoría de aquellos amigos, mi yo adolescente pegó unos cuantos saltos. Ahora os vengo a confesar algunas de las razones por las que he llorado como una tonta viendo, de nuevo, a estos chicos y chicas:

1. El feminismo de Yoli, la zorra poligonera.

Eso la ha perseguido hasta el mismo día de su boda con un niño pijo y perfecto, por lo que ella se avergüenza de sí misma y de su época del instituto. Por supuesto, sus amigos le hacen que ver que era libre para hacer todo lo que quiso.

2. La vuelta de Fer y su no despedida de David.

Cuando en el tráiler vi que Fer estaba en la boda me quedé a cuadros. ¿Por qué? Porque Fer murió en el instituto. ¿Cómo es posible que esté de vuelta? Lógicamente, él tenía que despedirse de sus amigos, con los que dejó todo a medias y, por supuesto, del amor de su vida, David, del que no ha sido capaz de hacerlo. Qué llorera, me cago en la puta.

3. La escena del "móvil".

Creo que ha sido uno de los momentos con los que más he llorado de todo el reencuentro. Los chicos encuentran el móvil que Yoli tenía en el instituto y, todos juntos, tocándose, abrazándose, recuerdan los momentos que vivieron a través de las fotografías. Qué bonito. Qué añoranza.

Por supuesto, he elegido estos tres porque son momentazos, pero he disfrutado de estos dos capítulos desde el principio hasta el final, de los tiras y aflojas de Paula y Gorka; de la pedida en matrimonio de Cova a Julio; del "ni de puta coña" de la novia, de su amor eterno por Cabano.

En fin, creo que estos capítulos, años después, quizá no son necesarios, pero sí resultan una buena dosis de añoranza para los que seguimos durante años sus historias.