Hoy tenemos una nueva entrega de esta sección semanal llamada Cuéntame un cuento, donde publicaremos relatos elegidos de entre todos los que nos lleguen con la idea de, cada año, publicar una antología con los que más gusten. ¿Os animáis? ¡Pues a qué estáis esperando! Enviad vuestros escritos, sean del género que sean, en formato Word (2-5 páginas) a webchicasombra@gmail.com
En esta ocasión el seleccionado ha sido `Gertie´, de nuestra directora Tamara López. ¡Adelante con él!
Dedicado a todos los animales
que fallecieron en el incendio de Doñana.
En especial a Gertie,
el camaleón.
Generación tras generación, mi familia ha vivido libre. Siempre nos ha gustado el campo, fundirnos con él, dormir bajo las estrellas, entre árboles y con la luz del sol como único despertador. Muchas personas nos han considerado bichos raros, pero nosotros simplemente nos hemos dedicado a vivir en paz, adaptándonos a lo que teníamos y a nuestro entorno.
Cuando mis padres murieron, yo me quedé en el único sitio que conocía, en el único sitio en el que era realmente feliz: mi hogar. Pasaron los años y encontré al amor de mi vida, mi adorable y amada Gertie, con la que tuve un flechazo instantáneo. Desde el primer momento en que la vi, con aquel traje color tierra, supe que quería pasar con ella el resto de mis días, que estaba hecha para mí y que, si yo había venido al mundo, simplemente era por un motivo: hacerla todo lo feliz que se merece.
Bendita mi suerte, Gertie cayó también rendida a mis patas y, entre cuatro piedras, nos fuimos a vivir juntos al poco tiempo de enamorarnos. Cada día a su lado era maravilloso, nos despertaban los cantos de nuestros vecinos los pájaros, teníamos una dieta rica al alcance de nuestra mano y un clima envidiable. Poco tiempo después, Gertie me dio una noticia maravillosa: nuestra familia crecería en poco más de un mes.
Desde aquel maravilloso día, Gertie, nuestros veinte pequeños cambiantes y yo, fuimos los más felices de nuestra tierra, hasta que una horrible noche se desató el Infierno.
Gertie y los niños dormían cuando empecé a oler algo raro y que me daba muy mala espina. Todo tenía una extraña calma, algo raro estaba ocurriendo en nuestro hábitat. Miré a mi familia, tan bonita, tan tranquila en ese momento... y decidí salir a ver qué ocurría sin despertarlos. Bastante había con que me preocupase yo. Asomé mi cabeza entre las piedras y solo veía humo negro y un fuego lejano. Mis amigos, mis vecinos, corrían hacia todas partes, dando alaridos, tirando de sus hijos como buenamente podían. El fuego se acercaba cada vez más, a una velocidad pasmosa. Todo empezó a ser un caos. Intenté volver a meterme en casa en busca de mi familia, pero había tanto humo que ni siquiera fui capaz de encontrarla.
Empecé a llamar a Gertie a gritos, a cada uno de nuestros hijos, pero había tanto ruido que no me escuchaba ni a mí mismo. De repente, empecé a marearme, no paraba de tragar humo, hasta que, de un momento a otro, todo se volvió oscuridad.
No sé cuanto tiempo pasó hasta que recobré la consciencia, pero lo primero que vi fueron las caras de mis hijos, desoladas, tristes, ennegrecidas. Me contaron que los humanos, aquellos a los que nunca habíamos hecho daño, habían decidido arrasar con nuestro hogar. ¿Por qué? ¿Por qué nos hacían esto si nosotros siempre habíamos vivido en paz? ¿Por qué destrozaban árboles, casas y familias enteras? ¿Por qué no tenían remordimientos? Ni siquiera se enterarían jamás de mi dolor al sostener el cuerpo de mi esposa muerta y, si lo hacían, nadie se preocuparía por ello. Total, mi Gertie solo era un camaleón a la que el humo, su humo, había apagado para siempre.
que triste y que bonito a la vez.
ResponderEliminarGracias por compartirlo :)
besotes
Pobre Gertie y todos los animales que murieron en aquél incendio. Me ha encantado el relato, triste y conmovedor. Bravo.
ResponderEliminarMe encantó el relato, muy tierno y emotivo, con esa pizca de crítica tan necesaria.
ResponderEliminarUn beso ;)