No hay santos, o cómo sentirte un ilegal

Título original: Zero Saints

Autor: Gabino Iglesias

Año: 2017

Editorial: Dilatando Mentes

Género: Novela corta (Noir de barrio)

Traducción: José Ángel de Dios

Sinopsis:

Fernando es un ilegal y un vendedor de droga de poca monta que ha conocido días mejores. Tras escapar de México hacia los Estados Unidos para alejarse de un grupo de personas que lo querían muerto, ve cómo, de nuevo, la fatalidad se ceba con él: secuestros, maras, brujería, santería, matones rusos, muerte, violencia desenfrenada y el atisbo de un acechante horror ancestral se dan la mano en este vertiginoso noir con ciertas dosis de weird.

Opinión personal de Tamara López:

Voy a empezar esta reseña a la inversa, pues primero os quiero hablar de la edición. Cuando empiezas un libro de Dilatando Mentes, no sabes qué vas a encontrarte, pues es toda una caja de sorpresas que hará, eso seguro, las delicias de hasta el más duro de los lectores. Prólogo, un pequeño ensayo final, una maquetación fabulosa y personalizada, o láminas interiores de fotografías tomadas por el propio autor, son los bombones que os esperan en No hay santos. Desde luego, una editorial que cuida hasta el más mínimo detalle.

Ahora sí, os paso a hablar de la novela. A mí antes de empezarla ya me tenía ganada, pues, como os he dicho muchas veces, creo que en otra vida fui mexicana, pues no es normal la pasión y el amor que siento por un país en el que ni siquiera he estado (el sueño de mi vida, ir a México). El protagonista, Fernando, tiene que cruzar la frontera hacia los Estados Unidos porque allí su vida peligra. Una vez como ilegal, tiene que vérselas con maras, brujerías, drogas y violencia.

"Lo que sucede cuando cruzas la frontera es que la frontera se queda una parte de ti, te cercena por dentro, hasta el hueso, donde te resulta imposible curarte. Te acuchilla partes que ninguna hoja o bala pueden alcanzar y te mutila de maneras que no comprendes. Cruzar la frontera te jode de formas que no podías ser jodido".

Este tipo de tramas me gustan. Tramas donde el protagonista no es ningún santo, comete errores y, en vez de arreglarlos, vuelve a cometer otros peores. Además, la realidad de los ilegales mexicanos es un drama que el autor describe perfectamente; te hace sentir la impotencia, el miedo, el dolor y la pérdida de dejar atrás tu país, aun con el riesgo de que te peguen un tiro y no pises jamás ningún otro. En ese aspecto me ha convencido.

También lo ha hecho en la pluma del autor; directa, cruel, sincera y sin ningún tapujo. Me gusta que me hablen claro, y Gabino lo hace de forma apabullantemente magnífica.

"Lo peor de la muerte es lo que le hace a los vivos".

Lo que no me logrado conquistar del todo, ha sido la historia. No sé si me han faltado páginas para que se desarrollase mejor y de forma más detallada, o si simplemente me ha dejado con la miel en los labios, dándome la sensación de ser una historia rápida, sin mucha profundidad. Quizá unas decenas de páginas más hubiesen estado bien. De todas formas, y aun dicho esto, es un libro que engancha y se lee en un Cola-cao.

Yo catalogaría esta novela como un noir dramático y, aun así, creo que no le estaría siendo justa. Pero merece la pena leerla, me parece que da una buena lección (a su manera) sobre que todavía, en los tiempos que corren, se siga considerando ilegales a los seres humanos. Muros, xenofobia, racismo... cosas que, por desgracia, siguen sufriendo, a día de hoy, muchas personas; cosas que podemos sentir en nuestra propia piel leyendo No hay santos.

Lo mejor: la ambientación, me encanta. La dura realidad que nos muestra.

Lo peor: me ha faltado profundidad o, quizás, algunas páginas más.