Entrevista a Joaquín Daniel: `El teatro es más honesto que la televisión´


Hoy tenemos en la web al actor, humorista, guionista, cantante y compositor, Joaquín Daniel.
¡Hola, Joaquín! Lo primero, darte la bienvenida a Chica Sombra. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en tu vida?

Compleja pregunta… Casi nunca un día en mi vida es igual a otro…
Así que te responderé en base a algunos días estándar en los que no tengo actividades concretas. Me levanto, llevo a mi hijo al cole, y luego paso la mañana escuchando la radio y trabajando en el ordenador: escribiendo, creando contactos, etc. Luego en mi agenda pueden aparecer días de rodaje como actor, o ensayos como director, o a menudo colaboro en el mundo empresarial como coaching.


Has hecho tantas cosas en la vida, que antes de empezar a preguntarte, tengo que tomar aire. Pero como dijo Jack, vayamos por partes. Comienzas tus andanzas en el mundo artístico en los 90, con la creación de Thames, una combinación de banda de rock y espectáculos teatrales. ¿Cómo nació esta idea? ¿Qué te aportó a nivel personal y laboral esta experiencia?

Thames fue mi bautismo en el mundo escénico y expresivo. La cultura rock era muy importante en la Buenos Aires de los 80 y 90. Y yo saliendo de la adolescencia estaba totalmente metido en esa movida como espectador. Pero al terminar el bachillerato, junto a otros compañeros de clase músicos, decidimos subirnos al escenario. Componer, ensayar y hacer funciones fue una rutina hermosa durante casi ocho años.
Lo primero que me aportó fue aprender a estar en un escenario, a establecer los rituales que produjeran mejores experiencias y resultados, también a escribir, a entrenar la palabra, la idea y la musicalidad de los textos.

Has trabajado como productor en un canal de televisión de Buenos Aires, y más tarde dedicaste tres años de tu vida a ser el encargado de conducir distintos programas de radio. ¿Existen grandes diferencias a la hora de conducir un programa de televisión a uno de radio? ¿En cuál de estos dos medios te has sentido más cómodo trabajando?

En la televisión estaba detrás de cámara, guiones, montaje y producción. Fue una buena escuela, y también descubrí que la televisión me desilusionó con bastante rapidez, en el sentido de su estrés desmedido, sus límites creativos y su vocación de crear verdades que podrían no serlo. El engaño. Me parece más honesto el teatro, convención en la que todos participamos conscientemente de dicho engaño.
En la radio conduje cuatro programas diferentes, y he de decir que es un medio en el que fui muy feliz. Creo que se genera una relación con los oyentes muy especial, muy íntima. Es fascinante transmitir con la palabra y alimentar la imaginación visual del oyente. En la radio llegué a pensar que era mi lugar en el mundo. Siempre sueño con volver a ella.

Tras instalarte en Barcelona decidiste, esta vez, verte las caras de una forma más directa con un público expectante, haciendo monólogos cómicos combinados con canciones. Ya en sí me parece intimidante actuar ante una congregación de personas, pero si hablamos de que encima debes conseguir sacarles una carcajada, eso ya lo veo aún más difícil. ¿Cómo solías prepararte los monólogos? ¿Improvisabas, o eras de los que tenían todo bajo control?

La mayoría del contenido estaba escrito y ensayado. Pero cuando haces humor en un híbrido donde estás cara a cara con la gente, me gusta estar abierto a improvisar y romper la estructura. Me divierte estar abierto a lo que ocurra. Y lo bueno de tener estructura es que cuando la rompes, después puedes volver a ella. Porque un espectáculo no puede depender de la inspiración. 
A la hora de preparar los monólogos o números, básicamente las ideas graciosas me asaltan a menudo. O me inspiro en la realidad, en algo que me pasa o me cuentan, o leo, o veo por la calle. No puedo evitar escribir entre cinco y diez ideas por semana. Luego suelen sobrevivir muy pocas para llegar a un escenario.


En 2004 creas la compañía humorística Jump grup, y tan sólo un año después Románticos empedernidos, un dúo cómico que mezcla humor absurdo y gag musical, con la que conseguiste un gran éxito teatral. ¿Consideras que esta etapa marcó un antes y un después en tu carrera?

Sin duda. Románticos empedernidos fue, durante casi cinco años, un lugar maravilloso donde volcar todo lo que me atraía: la música, el gag…  de la mano de un gran compañero, Mila Von Chobiak, con quien llegamos a formar una excelente dupla. Además, con los Románticos hicimos radio, teatro y televisión, con lo que fue una gran escuela el saber la mejor manera de vehiculizar una idea. Y, finalmente, fue descubrir y profundizar en el mundo del clown de la mano de un enorme maestro como Jango Edwards.

En 2012 comienza tu primera incursión como director teatral con la obra El viejo vecindario de David Mamet. Pero, en mi caso, te conocí a raíz de poder disfrutar de la obra teatral Opalalá, que se representó no hace mucho en el teatro La Máquina de Valencia. Como ya escribí en mi reseña sobre la obra, quedé encantada con la interpretación de los actores Óscar Bosch y Rafa Cruz, pero lo que más me impactó fue el texto en sí, la fuerza de las palabras que ocultaban un doble rasero. ¿Qué te llevó a escribir sobre un tema tan políticamente incorrecto, como es la distinción entre clases sociales? Al contar con unos diálogos muy enrevesados y meticulosamente estudiados, ¿te llevó mucho tiempo escribir el guión?

Opalalá fue la obra que menos me costó escribir en mi vida. El texto me invadió, cobró vida propia en mí y yo solo tuve que poner los deditos en el teclado. Creo que tuvo algo de estas cosas que cuentan de canalizaciones, pero en este caso con un canal como soy yo, donde el humor es algo inevitable cuando escribo. 
Muchas escenas me vinieron en sueños, y me tenía que levantar a escribir a las cuatro de la mañana. Luego hubo una fase más consciente de trabajo, de orfebrería del texto. 
En total, unos cuatro meses de trabajo.

Además de todo lo ya mencionado, también hemos podido verte explotando tu faceta como actor en multitud de cortos, pero es en el cine con películas como Todos tenemos un plan, junto a Viggo Mortensen y Soledad Villamil; Carta a Eva, de Agustín Villaronga; o Messi, dirigido por Álex de la Iglesia, donde descubrimos en ti un registro completamente diferente. ¿Cómo es trabajar con estos grandes actores y directores? De toda tu multitud de facetas artísticas, ¿cuál de ellas sientes que te aporta más?

Mi carrera audiovisual es intermitente e irregular, pero tuve algunas rachas buenas gracias a las cuales tuve la oportunidad de participar en proyectos muy bonitos y con grandes artistas. La verdad es que como actor me gustaría hacer mucho más audiovisual del que hago, especialmente cine o alguna serie de buena factura. Siento que ahí tengo aún mucho que aprender y experimentar, cosa que con el escenario me pasa menos tras llevar casi 30 años encima de uno. 
Hoy por hoy, donde me siento más a gusto es estando detrás de la obra, o bien como autor o como director. Lo disfruto muchísimo, me encanta mover los hilos de las historias y llevar equipos, buscando lo mejor de cada una de las partes para lograr la mejor expresión. A veces creo que todo mi recorrido vital, el periodista, el clown, el actor de texto, todos esos recursos cuajan mejor como autor y director, donde me siento más completo. 

Para las personas que quieren seguirte la pista, en las cuales me incluyo, ¿podrías contarnos en qué nuevos proyectos andas inmerso?

Ahora estoy escribiendo una nueva obra en la línea de Opalalá, pero esta vez reflexionando sobre el tema del sexo y la relación de pareja. Por otro lado, en breve rodaré un personaje en una serie sobre la vida de Maradona que está produciendo Amazon TV.
Y estoy pendiente de una gira de un espectáculo musical en el que hice dramaturgia y dirección, Desconchertantes, que precisamente se creó, ensayó y estrenó en Valencia, en el Palau de la Música. Para fin de año me han confirmado como actor en un montaje sobre El lazarillo de Tormes que hará gira en Cataluña.

Como viene siendo un clásico en nuestra web, aquí te suelto la última pregunta que le hacemos a todos/as nuestros invitados: ¿Eres feliz?

Vaya… qué preguntita…
Creo que la felicidad es una señora que nos visita en algunos momentos para tomar el té y después se va. Entiendo a la felicidad como un estado en el que sentimos coherencia entre lo que deseamos y hacemos. En ese sentido, soy una gaviota que revolotea alrededor de ella, y de vez en cuando la pesco. 

Me despido, no sin antes darte las gracias por tu tiempo y contestar sinceramente a las preguntas.

Gracias a ti, ¡hasta la próxima!


Chica Sombra

6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la entrevista

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  2. Yo admiro un montón a la gente que actúa directamente ante el público, tienen todo mi respeto. Un beso

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  3. Me gustan tus entrevistas! esta la he disfrutado tomando unos ricos mates jaja

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  4. Genial la entrevista. Muchas gracias por compartirla.

    Un saludo!

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  5. Siempre he pensado que el Teatro era más auténtico que el cine y la tele 😁

    Besitos 💋💋💋

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  6. El titular no puede ser más certero. Buena entrevista. Gracias.

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