Entrevista a Sara Caballería: `Deben controlar los alojamientos vacacionales´

¡Hola, Sara! Lo primero, darte la bienvenida a Chica Sombra, siéntete como en casa. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en tu vida?

¡Gracias por invitarme!

Mi día empieza a las seis de la mañana aproximadamente, cuando una de mis perras se acerca a mi lado de la cama para que le dé el desayuno. Luego voy a trabajar a un pequeño estudio en el barrio de Sants de Barcelona. Hago mi jornada completa y vuelvo a casa a seguir trabajando en mis proyectos freelance. Paseo a mis perras, que es mi ratito de desconectar. Luego preparo la cena para mí y para Manel, que trabaja de tardes. Cenamos juntos, esa horita al día que nos vemos y a dormir.

Sale a la venta Coqueto, mejor ver, la primera novela gráfica que ilustras. ¿Qué se siente al verla ya publicada, o al cruzártela en los escaparates de las librerías?

Al principio la sensación era como de tranquilidad. Algo muy raro en mí, porque soy una persona muy nerviosa. Luego cuando la vi en las librerías fue una sensación de orgullo... y de emoción muy guay. Fui con mis amigos y Manel a varias librerías y también me gustó ver su reacción al encontrarme ahí, en las estanterías.

En esta novela, nacida a partir de un blog homónimo, se habla de la terrible situación que vivimos los jóvenes al intentar encontrar una vivienda. Ya era hora de que alguien ilustrase este tema que, a muchos, nos provoca una inmensa inquietud. ¿Has pasado tú también por este pequeño infierno en la tierra?

Sí. Yo estoy independizada desde los 26 y he pasado por dos mudanzas. Ha sido una cruz. Yo soy de Badalona, que aunque no es Barcelona, está muy cerca y el turismo ya ha empezado a hacer mella. Los alquileres han subido mucho en los últimos años. A todo esto hay que añadirle que nosotros tenemos dos perras y encontrar propietarios que quieran aceptar animales es muy complicado.

¿Qué medidas crees que se podrían tomar para mejorar un poco esto?

Creo que se deberían controlar los alojamientos vacacionales. Muchas personas prefieren alquilar sus inmuebles a turistas, aunque sea por periodos cortos, porque el precio que ellos pueden pagar es mucho más alto que el de cualquier mileurista. El turismo es importante porque da beneficios, pero para mí es imperativo cuidar a los que trabajan y hacen vida en las ciudades.

¿Cómo ha sido trabajar en este proyecto con el equipo de Verne?

Ha sido una experiencia genial. He aprendido muchísimo y me han dado total libertad, lo cual se agradece mucho. Creo que conectamos muy bien desde el principio.

Tras estudiar diseño gráfico, empezaste a mostrar tu día a día con viñetas e ilustraciones. ¿Cómo surgió esto?

Para mí la ilustración siempre ha sido un arma de comunicación. Desde pequeña me costaba mucho relacionarme y expresar mis sentimientos y la ilustración me ayudaba con las dos. Los niñes se interesaban por mis dibujos y me hablaban, y en mi adolescencia fue como tener una especie de diario. Más tarde con mis perras volví a redescubrir el dibujar para explicar y expresar. Dibujaba nuestras aventuras y mucha gente con perros empezó a escribirme porque se sentían identificados. Poco a poco fui incorporando otros temas como la ansiedad, el feminismo o el veganismo, que me permitió conectar con muchas otras personas.

¿Me puedes hablar sobre tus próximos proyectos?

Ahora estoy con mis primeras camisetas. El proyecto se llama "Empatía, please" e intenta concienciar sobre la necesidad de ser más empáticos con los demás, con otras especies y con el planeta. Además el 50% de los beneficios van hacia Zambia, a un proyecto que se llama The Dziko Project, que lleva Sara Ortín (@nomad.dog en Instagram), y que pretende vacunar y esterilizar a cuantos perros sea posible para evitar las matanzas que se realizan allí para controlar la población. También conciencian sobre esta especie, ya que allí no tienen información suficiente para saber que muchas cosas que hacen están mal. 

Aparte de esto, estoy con un proyecto editorial nuevo que me hace muchísima ilusión, pero que todavía esta siendo gestado.

Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: eres feliz?

Sí, la verdad. Intento estar presente y apreciar todo lo que tengo y las cosas buenas que pasan, por pequeñitas que sean. 

¡Muchísimas gracias por todo! Un abrazote.

¡Otro para ti!