Teatro: Atchúussss!!!

Sinopsis:

En su larga lista de textos humorísticos que escribió Antón Chéjov (con el pseudónimo Antosha Chejonte que usó durante su juventud) el autor, dotado de una ilimitada capacidad de comprensión y una inmensa piedad, convirtió en protagonistas a unos pobres diablos que hasta entonces sólo habían servido de forillo, coro y paisaje de fondo de otros personajes mucho más poderosos; a muchísimos hombres, mujeres, niños y hasta animales, cada uno de ellos con sus mezquindades y sus heroísmos, sus cobardías, sus avaricias, sus ansiedades, sus hastíos, sus enfermedades, sus ilusiones, sus ridiculeces, sus pequeñas osadías y sus grandes arrepentimientos. Y no en bloque, sino (oh genialidad) de uno en uno, como sin duda se merecían; es decir, nos merecemos. De ellos (y de nosotros) trata esta obra.

Opinión personal:

Cuando me senté en la butaca para ver esta obra, esperaba muchas cosas, pero para nada lo que vi. Cuando comenzó pensé que quizás me iba a resultar lenta o tediosa, pero a los cinco minutos me cerró la boca por completo. Fue totalmente una mezcla de sentimientos los que me embargaban, pasando de las lágrimas por esa metáfora entre la botella medio vacía y la vida, y las risas, con cada uno de los textos de Chejov hecho arte (más si cabe).

No sé cómo expresar el buen hacer de los actores sin quedarme corta. Adriana Ozores estuvo SUBLIME, así en mayúsculas, al igual que Ernesto Alterio. Me enamoraron con su escena de Gregory, con su arte, con su profesionalidad, con todos y cada uno de sus gestos, de sus palabras... y sin ellas me dejaron a mí. Fernando Tejero y Malena Alterio hacen un equipo perfecto y anoche me lo demostraron una vez más. Él me encantó sobre todo en su papel de lacayo (sin menospreciar, qué duda cabe, ninguno de los otros) y me hizo reír casi hasta las lágrimas, a veces incluso sin hablar. Ella me encandiló por su versatilidad, pasando de la cándida (y bordada) institutriz a una terrateniente con mucho que decir. ¿Y qué decir de Enric? ¡Qué sorpresa, Enric! Este hombre me emocionó muchísimo con su papel, me encantó su personaje por ser todo un homenaje al teatro y a toda esa gente que lo hace posible, y me dio una lección enorme respecto al tiempo y la vida, que se nos escapan de las manos y seguimos sentados, mirando, sin hacer nada que realmente nos haga felices. Bravo chicos, sois actores de diez y anoche me quedó claro. Alabar también la escenografía y el vestuario, ya que ambas cosas me parecieron acertadísimas y de una belleza enorme.

Es una obra que a estas alturas sobra decir que recomiendo, que vayáis a verla si os gusta el puro teatro; si, como yo, lleváis en la sangre el amor al arte, si queréis ver a un actor dejándose la piel en el escenario... o si simplemente, tenéis ganas de sentir. 

¡No os la perdáis!