En los albores del miedo

Tapa blanda: 352 páginas

Editor: Dolmen T. (15 de junio de 2015)

Colección: Dolmen Express

Idioma: Español

ISBN-10: 8416436983

VV.AA

Sinopsis:

Coordinado por Alfonso Zamora y José Antonio Campos, el libro reúne 16 inquietantes relatos de terror firmados por 16 autores noveles que, de forma desinteresada, han decidido formar parte de este proyecto con un único objetivo: recaudar fondos para ayudar a la pequeña Daniela, una niña de 6 años que sufre síndrome de Apert.


Opinión personal:

Mi querida amiga Rain Cross me regaló está antología dedicada y me hizo doble ilusión. Por un lado, porque incluye un relato suyo (me encanta cómo escribe), y por otro, porque sabéis que me encanta el terror. Encima es una antología benéfica, creada para recaudar fondos para Daniela, una niña que sufre Síndrome de Apert. Está compuesta  por 16 relatos de los que unos me han gustado mucho, otros ni fú ni fá, y otros muy poco. Vamos a ello.

-Empezaré con el prólogo, escrito por Christian Gálvez (sí, sí, el presentador de Pasapalabra). Todos sabemos que este chico escribe, pero me extrañó encontrármelo dentro de este género. Supongo que su nombre es un buen reclamo para vender una antología donde los demás autores aún no habían publicado nada. El caso es que este prólogo es bastante ameno y directo, por lo que Christian me ha convencido.

- Nieves Delgado escribe La caja, un relato de terror infantil real, con el que puedes sentirte identificada si te pones en la piel de esa niña. Eso sí, el final no está claro, creo que fue escrito de manera rápida, ni tampoco sabemos la procedencia de la caja que da título al relato. Me faltó información.

- Gotten Wille está escrito por Juan Manuel Sánchez Villoldo y, aunque lo de su hijo ha sido totalmente predecible, me ha gustado. El tema Amish siempre me ha generado curiosidad, y la historia y el ambiente en general han estado bastante bien. Tiene, bajo mi punto de vista, una buena adaptación al cine, aunque sea en Serie B.

- Atención al cliente, de Carlos Montero, ha sido uno de mis preferidos. Está muy bien hilado, me ha parecido bastante original dentro del género y creo que el final es redondo.

- De Delirium (Esther Díaz), me quedo con el ambiente en el psiquiátrico infantil. Eso sí, me ha parecido bastante lioso, sobre todo el final que no me quedó muy claro.

- Dios lo quiere, de Ana Arranz, me ha parecido un soberano tostón. Es aburrido y denso, y no me gusta nada cuando hay demasiada "religión" metida en la trama.

- Huésped de su invitado, de Ana A. Alcusón, sí que se entiende. Trata de un científico loco al que se le va su experimento de las manos. Pero no me ha gustado tampoco, es predecible y me aburrió.

- Luces y sombras, de Marc Sabaté, me ha generado sentimientos encontrados. Por un lado, me ha gustado la personalidad solitaria del protagonista, y también la alternancia entre los dos mundos. Pero el final no ha logrado convencerme.

- No estás solo está escrito por Jesús Mesado y me ha sorprendido bastante. Aunque tengo que decir que más que miedo, me ha provocado pena y casi se me saltan las lágrimas. Así de rara es una.

- En El otro mundo, Luis Miguel Fernández empieza muy bien, pero luego se droga. En serio, quiero tomarme yo también algo de eso. Demasiado fantasioso para mi gusto.

- Himunfran´st, de Vicente Gil, nos adentra en el  mundo de los sueños. Es algo que siempre ha despertado mi curiosidad, aunque se me ha quedado corto. Creo que podría haber dado más de sí.

- Ánima, de David Cantos, me ha encantado, otro de mis favoritos junto al de Carlos. Lo habría alargado hasta formar una novela corto o incluso una novela. Quiero saber más, quiero saber qué pasó en esa casa.

- Sammy, el relato de Rain Cross, trae un tema que no puede faltar en una antología: zombies. La vida que lleva la joven protagonista hace que el relato tenga algo diferente, algo de dramatismo. Me ha gustado mucho el final, sin perdices. Sammy me ha ganado.

- Legión, de Emiliano Pérez, ha sido el que más indiferente me ha dejado. Totalmente previsible y algo aburrido.

- El sueño premonitorio, de Daniel Piniella, nos adentra (de nuevo) en el misterioso y desconocido mundo de los sueños. Este me ha gustado más que el otro, se lee más rápido y es bastante más ameno.

- Erotimicón, de Pablo Fidel, no ha estado mal. Creo que un fantasma que viene a limpiar el mundo de mierda, aunque sea para fines repugnantes, siempre es bienvenido.

- Y, por último, Tras la luz del sol, solo hay oscuridad, de David P.J. Martín, me ha parecido como un castillo de fuegos artificiales. Es decir, un conjunto de cosas explotando que no tienen sentido entre sí.


Como habéis visto, han sido más los relatos que NO me han gustado, que los que sí, por lo que no puedo darle mucha nota. De todas formas, chapó por cada uno de los autores por aportar su granito de arena para la lucha de Daniela y de sus padres. De verdad, un aplauso.

MI PUNTUACIÓN: 5,5/10 SOMBRAS.