En Chica Sombra tenemos el placer de entrevistar a Juan Gamba, actor, creador y narrador oral que me dejó totalmente fascinado cuando acudí a ver Cronista de sucesos, un espectáculo que se conforma de varios géneros o estilos dentro de la dramaturgia, como puede ser el de la narración oral, el clown, o lo que es para mí una deliciosa selección de relatos noir y terroríficos, magistralmente adaptados para ser disfrutados dentro de un escenario.
Cuando vi Cronista de sucesos me sentí obligado a conocer y entrevistar a este artista quien, además, descubrí que es hijo del fabuloso escritor Andrés Berlanga, donde hay que añadir que el propio autor colaboró con su vástago durante el desarrollo del texto, además de utilizarse parte de la obra del propio escritor, "Sucesos", para recrear o inspirarse en ciertos pasajes del espectáculo.
Toda esa deliciosa suma de ingredientes generó en mí la necesidad de ponerme manos a la obra para poder citarme con él y realizarle una entrevista, que por suerte se llevó a cabo en un popular y castizo barrio de Madrid.
Conversar con Juan Gamba ha sido una experiencia maravillosa y muy gratificante, donde me quedo con que es una persona muy inteligente, cercana, apasionada de su trabajo y con un fuerte deseo por vivir por y para el espectáculo.
Aquí os reflejo la bonita conversación que hemos mantenido:
Antes de nada, darte la bienvenida a Chica Sombra. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en tu vida?
No hay dos iguales, eso para empezar (me indica entre risas), pero por ejemplo un día de función como el de hoy, me levanto pronto, llevo a los niños al cole y al volver a casa me encargo de enviar correos y realizar los correspondientes trámites administrativos para después dedicarme exclusivamente al ensayo, comer después, descansar un poco, volver a recoger a los niños y ya como punto final a la rutina, realizar el cambio de guardia correspondiente y dirigirme al teatro para realizar la función.
Me gusta acudir unas dos horas antes del espectáculo, porque como estoy solo, tengo que realizar un calentamiento fuerte. Como punto final del día, me gusta tomar unas cervezas después, si tengo la suerte de que acudan algunos buenos amigos, pero no muchas, puesto que al día siguiente tenemos que llevar de nuevo a los niños.
Hace poco tuve el placer de presenciar Cronista de sucesos, y me pareció una obra muy original que me dejó fascinado, tanto por la historia como la forma en la que la interpretas. Me dio la impresión de que es prácticamente una antología de relatos, ¿verdad?
Yo me considero actor, pero principalmente enfocado dentro de la rama del narrador, por lo que a lo que me dedico principalmente es a contar historias y ya desde hacía tiempo estaba dándole vueltas a la idea de narrar relatos de misterio.
En este repertorio tenía historias ya guardadas en mi cuaderno desde hacía casi diez años. En relación a mi tarea como narrador, suelo ir apuntando los relatos que me van gustando y que considero que podrían funcionar dentro de mi espectáculo y, concretamente, dentro del género del misterio ya tenía marcados varios cuentos.
El origen de todo estuvo relacionado cuando me encargaron realizar un espectáculo de Roald Dalh por su centenario, y fue a raíz de esta situación y las historias que ya tenía marcadas, lo que me llevó a investigar y revisar toda la información que disponía, para de esta manera poder casarla con historias de misterios o sucesos y, posteriormente, poder adaptarlas a mi obra.
Además, mi padre, Andrés Berlanga, había publicado este libro titulado como Sucesos, que aunque recogen historias reales, él las trasladaba de una forma literaria que yo también quería utilizar.
Toda esto me llevó a la decisión de mezclar todos estos elementos, ya que consideraba que utilizar solo relatos de un mismo autor, como por ejemplo los de mi padre, y en una misma sesión, podría resultar repetitivo en cuanto longitud y el tipo de ironía que manejaba mi padre. Lo que decidí al final es mezclar estilos muy diferentes, como la tradición oral con un lenguaje más literario y añadirle también situaciones más oníricas.
Este espectáculo yo lo veo como un homenaje a la literatura, ¿verdad?
Sí, yo creo que esa es la definición, de hecho cuando a mí me preguntan si consumo o me gusta ese tipo de prensa, les indico que no; a mí lo que me gusta es la literatura y dentro de esta disciplina, el suceso es una parte que está totalmente intrínseca, porque por ejemplo dentro de las obras de Shakespeare moría todo mundo.
Con el tiempo me doy cuenta hasta que punto la buena literatura que he consumido y toda esa búsqueda ha influido en mi obra.
También incluso aprecio que, al menos, el esqueleto de la obra se conforma en torno a la obra o estructura del propio Roald Dahl.
Es un poco ese arquetipo y ese esquema, donde tal y como hace este autor u otros como por ejemplo Julio Cortázar, consiguen de forma magistral que en la últimas líneas se desbarajuste todo lo que has leído u oído anteriormente.
De hecho, cuando lo montaba, mi miedo era saber si podría ser capaz de causar en el espectador esa intriga y esa sorpresa final.
Es inevitable preguntarte por la figura de tu padre. En cierta parte, creo que es un homenaje en torno a su figura, donde además dentro del espectáculo llegaste a indicar que él mismo pudo presenciar la obra.
Ha quedado como un homenaje, pero no fue concebida esta obra para ello, es una situación extraña. Mi padre falleció hace seis meses pero esto se preestrenó hace un año, lo que pasa es que no hemos querido estrenar en Madrid hasta que tuviéramos un teatro donde representarlo.
Por suerte, mi padre lo vio terminado y todo el material de prensa se grabó en un centro cultural en el que estuvo presente, de manera que aunque sí puede parecerlo, no es realmente un homenaje póstumo.
Mi padre siempre me ayuda con los textos y en este llegué a la conclusión de que necesita algo de coherencia y, durante miles de conversaciones que mantuvimos, fuimos definiendo la obra. En principio, era un guión más teatral y él, para ayudarme, me facilitaba anexos donde aparecían anécdotas de su profesión. Esos anexos los utilicé consiguiendo un espectáculo lleno de nostalgia y más cercano a la lectura, que trata de una época muy diferente a la nuestra.
Él me pasaba muchos textos y la sensación es que conseguimos crear una línea de trabajo donde pudimos crear algo consistente, donde incluso podríamos haber realizado a partir de ahí muchos más trabajos posteriores.
Dentro de la narración oral, si le das este formato o envoltorio, sí que lo puedes presentar en espacios o teatros formales del arte dramático, que muchas veces nos están vedados.
Revisando tu obra, aprecio que el tema de la narración oral y, sobre todo, la forma con la que lo conformas, creo que puede ser un estilo que puede conectar muy bien con el público, de hecho, creo que no es la primera ver que manejas este recurso. ¿Me podrías hablar un poco de ello?
Yo aterrizo en la narración oral de causalidad, concretamente a través del Clown. Yo tengo un dúo que se llama Gama & Ginny, donde ella era la narradora y yo el Clown que ponía cuerpo a esos relatos. Este grupo nos permitió estar prácticamente en todos los festivales de España y viajar a países como Brasil, Túnez, México, Argentina... nos hemos movido mucho.
En ocasiones, ella no podía trabajar conmigo, y yo comencé a probar con las narraciones individuales y allí es donde empece cogerle el gustillo y a desarrollar este estilo más individual.
Monté un espectáculo hace ya unos seis años con un gran músico que se llama Bruno y que ha trabajado con gente del prestigio de Yllana o Mayumaná. Montamos una representación que era un solo cuento de Reiner Zimnik, que se llama El viaje de los tambores, conformado por narración y música.
Mi referente internacional sería Dario Fo o, en su defecto, gente que cuenta historias pero que tienen una formación actoral brutal. Ahí es donde yo he ido afilando mi propuesta. En España hay buenos narradores y es un género bastante variado, hay gente como yo, que trabaja mucho el cuerpo y las manos, pero hay otros que son más puristas y que consideran que es mejor utilizar la narración mas clásica.
Quizás nos movemos principalmente en un circuito fuera de los espacios teatrales como bibliotecas o ayuntamientos, pero hay artistas que utilizan la narración con mucho éxito, como por ejemplo Félix Albo en los Luchana.
¿Le pasa un poco igual al Clown? Es la disciplina que también utilizas y que a mí me fascina y que veo todavía muy viva y renovada, aunque a veces no la podamos encontrar en todos los espacios teatrales.
En efecto, yo me dedico a esto sobre todo por el Clown. Yo siempre había hecho teatro pero, en un momento dado, vi a Jango Edwards actuar en El Alfil hace veinte años y llegué a la conclusión de que quería transmitir esa sensación al público.
Tuve la suerte de tenerle como maestro y director y a raíz de ello me he formado mucho en esta disciplina y en la comedia.
Lo que me ha interesado, principalmente, es utilizar la esencia que tiene ver con la sinceridad y empezar a reírse de uno mismo y que, de alguna manera, acabe por impregnar a todo el mundo, independientemente de los diferentes recursos que utilices para ello. Por eso el Clown es tan auténtico y se parece al del narrador, porque somos actores creadores.
Esto puede hacer el hecho de que no se haya dado este salto, por ejemplo el trabajo que hacen Yllana o Tricicle también es Clown, y yo pienso que nuestra disciplina está muy presente, lo que pasa es que hay un tipo de este estilo más informal o subversivo, pero también es necesario que tenga elementos que funcionen, como una buena dirección, por ejemplo.
También te digo que en Madrid vamos pasitos por detrás. En Barcelona y, por mi propia experiencia, sí que se ha trabajo con este tipo de espectáculos desde hace años.
Creo que también haces Clown para niños...
Sí, aunque ahora lo que más hago es narración. En esta profesión hay un gran porcentaje de lo que a ti te apetece hacer, y otro tampoco desdeñable de lo que va funcionando y donde vas encontrando tu espacio.
Esa mezcla que hago de meterle tanto cuerpo en la narración de textos, ha conseguido que en ese mundillo se me respete y sea lo que me dé más trabajo. Al final, trabajar en bibliotecas o en visitas escolares es lo que te llena la nevera.
He visto en tu página web que en EGB creaste una obra sobre Blancanieves. Háblame un poco de ello.
Se llamaba Blancanieves y los 5 enanitos, que en paz descansen los otros dos, porque no teníamos actores suficientes. Éramos un grupo de amigos del colegio y ahora mismo no soy capaz de recordar cómo llegamos a montarlo. Recuero que mientras otros chicos jugaban al fútbol o al rescate en el recreo, nosotros nos dedicábamos a montarlo y a trabajar sobre ello.
La forma de crear este espectáculo fue muy similar a lo que he hecho después, que es un poco la broma, el humor, improvisar y fijarme en los detalles.
¿Te has planteado rescatarla?
No (me indica entre risas), creo que, sinceramente, el nivel era para séptimo de EGB.
¿Te has planteado alguna vez escribir una novela?
De momento no me lo he llegado a plantear, esa pregunta ya me la han realizado antes desde mi propia familia. Mi madre también era escritora, por cierto, Enriqueta Antolin, y de alguna manera esta situación o presión que me realizaban cuando me preguntaban si quería escribir, me produjo un cierto rechazo.
Escribir me produce un profundo respeto, es una disciplina muy difícil y la realidad es que ahora mismo lo que soy es actor.
Sí que lo pienso de forma fantasiosa, pero ahora mismo me considero más un consumidor de literatura y me intereso más en formarme en disciplinas que me ayuden a mejorar mi carrera como actor o creador, que en meterme en una tarea de esta envergadura.
A nivel literario, ¿te gusta el género del noir, el pulp o la novela policíaca?
Leía mucho cuando era adolescente, sobre todo consumí de forma exagerada a Raymond Chandler o Graham Greene, pero ahora lo he dejado un poco de lado.
Principalmente, leo de forma profesional mucho relato, porque tengo que estar buscando constantemente y la novela para mí es poco ya más de relax.
Me tira más la literatura que el género en particular, hay tantísima y tan poco tiempo que intento ser selectivo.
En Crónica de sucesos aprecio cierta nostalgia o reivindicación por este recurso.
Hay una nostalgia que creo que es mas de mi padre, pero no es una reivindicación, porque es una realidad que ya está desaparecida. Es muy bucólico ver a las mujeres cantando y verlas lavando la ropa en el río, pero la realidad es que ya tenemos lavadoras y ya no hace falta.
El mercado está luchando por mantenerse pero los tiempos cambian, la realidad de este mundo capitalista es que tenemos poco tiempo para cualquier cosa. En este género pasa igual, el mundo donde la prensa era más literaria ha acabado.
El periodismo también era una cosa también muy extraña, por ejemplo. Mi padre me contaba que estaba muy mimada por el régimen, debido a que era un arma para el poder, pero por otro lado la gente precisamente le contaba cosas a los cronistas que a la policía por miedo no se atrevían.
Pasa lo mismo que con el Jazz, donde hubo un tiempo que era la música de moda, pero tampoco ha desaparecido. A mí me encantaría que se pusiera en los bares este género, pero por suerte conozco lugares donde lo ponen y puedo acudir a ellos.
Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz?
Sí, mucho. Creo que es una sensación extraña, Jango Edwards me decía que la primera vez que hacías reír a una persona que de verdad lo necesita, el resto es estar de vacaciones. Y yo hace mucho que estoy de vacaciones.
Irremediablemente, la vida está llena de tristezas y me encantaría que mis padres pudieran apreciar y ver dónde ha llegado este espectáculo, pero lamentablemente son cosas de la vida.
Cronista de ucesos lo podréis visitar todos los miércoles a las 22:15 hasta el 14 de Noviembre.
Sin más, nos despedimos con un fuerte abrazo y con un emotivo regalo que ya quedará por siempre en mi memoria.
Hola! No lo conocía. Muy interesante. Gracias por la entrevista!
ResponderEliminarUn saludo!
Pues desde aquí le animo a escribir una novela, sería un boom...Buena entrevista, me ha encantado, y Gamba, genial.
ResponderEliminarBesitos.