Macabrismos por Rain Cross: Amityville

La casa situada en 112 de Ocean Avenue, Amityville, está considerada una de las casas malditas más famosas de Estados Unidos.

Consta de seis dormitorios, cuarto de estar, comedor, patio cerrado, tres baños, sótano completo, garaje, piscina de agua caliente y caseta para botes, por lo que hay que reconocer que el lugar parece un sitio ideal para vivir… aunque algunos de sus anteriores inquilinos no estarían de acuerdo con ello.

El 13 de noviembre de 1974, la familia DeFeo fue asesinada mientras dormía a manos del hijo mayor, Ronald DeFeo Jr, de 23 años de edad. Ronald disparó a los seis miembros de su familia a sangre fría. Posteriormente fue a un bar donde dijo que alguien había entrado y matado a su familia.

Roland DeFeo Jr.

Las investigaciones de la policía llegaron a la conclusión de que el propio Roland era el culpable de la masacre debido a que su cuartada no encajaba con los hechos.

En el juicio declaró que unas voces que habitaban en su casa le habían susurrado que lo hiciera. Nadie le creyó, por lo que fue condenaron a cadena perpetua sin libertad condicional.

Un año después, concretamente el 18 de diciembre de 1975, la familia Lutz compró la propiedad debido a que su precio era una ganga. La mujer de la inmobiliaria les contó lo ocurrido en el lugar, pero tanto George como Kathy Lutz no les importó ya que no creían en fantasmas.

«…Después de todo, los fantasmas no matan, las casas tampoco, sólo matan las personas» George Lutz

Al poco de entrar a vivir en su nuevo hogar, la familia notó que aunque tuvieran el fuego de la chimenea encendido, siempre hacía frío, y George comenzó a despertarse cada noche a la misma hora: las 03.15 de la madrugada.

Se escuchaban ruidos e incluso dijeron haber visto figuras demoníacas por la finca.

La familia Lutz

Missy, la hija pequeña, llegó a establecer una relación con una de las apariciones, Jodie.

Aunque tanto en la novela escrita por Jay Anson como en la película de 1979 que se basa en ella y su posterior remake de 2005, Jodie es la hija menor de los DeFeo, asesinada por su hermano Roland, en la historia que contaron los Lutz se trataba de un ser demoníaco que adoptaba la forma de un cerdo.

Los Lutz afirmaron haber sufrido apariciones, levitaciones y todo tipo de manifestaciones tanto de espíritus como de demonios. También encontraron una habitación pintada de rojo que les dio muy malas vibraciones y que posteriormente se dijo que se trataba de la habitación de juegos de los niños DeFeo y que fueron ellos los que la pintaron de ese color.

Llegaron a contar que pidieron ayuda al padre Pecoraro, el cual fue recibido con un olor a excremento, algo típico en los lugares en donde habitan demonios y que, después de marcharse, no quiso volver más a esa casa.

Ed y Lorraine Warren, los famosos investigadores de fenómenos paranormales, fueron a Amityville y afirmaron que algo maligno habitaba el lugar. Hicieron fotos en los que se puede ver una figura de un niño, del que dicen se podría tratar de uno de los hijos de los DeFeo.

Dijeron que un infame peregrino, John Ketchum, residió allí mucho tiempo atrás y que practicaba la magia negra, haciendo que el lugar se impregnara de maldad. También que la tribu de los Shinnecock habían habitado esas tierras y que enfermaron o se volvieron locos hasta desaparecer por completo.

Son muchos los que dicen que todo esto fue un montaje. Primero el crimen DeFeo, que podría tratarse de un ajuste de cuentas de la mafia y que la declaración de las voces de Roland se tratase de un intento desesperado de evitar la condena. Después los Lutz, que podrían haberlo hecho para lucrarse, ya que los posteriores inquilinos no han sufrido ningún episodio paranormal y ayudaron a Anson a escribir el libro sobre sus vivencias en la casa maldita.

Además, el padre Pecoraro dijo que nunca llegó a pisar la residencia Lutz y que sólo mantuvo contacto con ellos por teléfono.

Incluso algunos estudios posteriores revelaron que John Ketchum no residió allí, si no que le sitúan en Huntington, Long Island y la tribu de los Shinnecock sólo habían ido a esas tierras de paso y que jamás se asentaron en ese lugar.

A pesar de estas evidencias, Lorraine Warren sigue asegurando que el caso de Amityville no fue un engaño.